Tras el nacimiento, la comadrona entrega el cordón umbilical y la placenta al padre. Tradicionalmente, es su deber enterrarlos bajo una piedra plana a la entrada de la casa familiar. Hoy en día, en las zonas urbanas, se entierran en un lugar alrededor de la casa que no esté contaminado. Al enterrar el cordón umbilical, el padre mantiene la cabeza vuelta hacia otro lado. Este acto simboliza la continuación del linaje familiar. En la cultura malgache, si el cordón umbilical de un recién nacido se pierde o se entierra de forma inadecuada, puede crecer siendo olvidadizo.
Cuando un bebé malgache cumple tres meses, se somete a una ceremonia de corte de pelo llamada «ala-volo». Se invita a un miembro de la familia con una bonita cabellera, conocido como «tso-bolo», a cortar el pelo del bebé, que se coloca en un gran cuenco. Este pelo se mezcla con raíces tuberosas como el boniato y miel, y la familia consume la mezcla. Esta ceremonia sirve para iniciar plenamente al bebé en la sociedad.
De acuerdo con las costumbres culturales, cuando se construye una casa, ésta debe estar orientada hacia el oeste. Esto se debe a que se cree que la mejor luz solar llega por la tarde, por lo que son preferibles las casas orientadas al oeste. Tradicionalmente, el lado este de la casa se deja sin ventanas ni puertas, mientras que las aberturas dan al norte, que se asocia con las bendiciones.
Para facilitar el flujo de energía positiva por toda la casa, todo debe estar dispuesto correctamente. El norte se considera un punto donde el poder se encuentra con la santidad, y se cree que trae felicidad y riqueza. Por lo tanto, la cama de los padres debe colocarse con la cabecera hacia el norte.
Antes de casarse, las parejas deben celebrar un compromiso tradicional. La ceremonia comienza con el «vodiondry» o «grupa de cordero», donde el novio se presenta a la familia de la novia y pide formalmente su mano. También entrega regalos a los padres y hermanos de la novia.
El respeto a los mayores es una costumbre malgache muy arraigada, sobre todo en las zonas rurales. Durante las comidas, nadie puede coger sus cubiertos hasta que lo haga un anciano. Una vez que el anciano empieza a comer, el resto de la familia puede seguirle.
En las creencias malgaches, cada día de la semana tiene un significado específico. El jueves, considerado el primer día del calendario malgache, se considera el mejor día para iniciar proyectos duraderos, como la construcción de una casa. En consecuencia, no se considera un día apropiado para los funerales, ya que podría señalar una continuación de las muertes en el seno de la familia.